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El autor se enfoca en la importancia de contar con estándares mínimos globales que sean robustos. Este tipo de estándares sirven para nivelar el campo de juego internacionalmente y para promover la estabilidad global. Una desviación del mínimo establecido puede implicar inseguridad o escenarios poco robustos ya que diluye la efectividad del estándar global al cual deben adherirse los bancos internacionalmente activos. Incluso la utilidad del estándar más fuerte se encuentra seriamente cuestionada si no es pronta y consistentemente implementado. De cualquier forma, el autor destaca la necesidad de evitar arreglos transicionales demasiado generosos o periodos de adaptación laxos, ya que no ofrecen una transición ordenada y continua al momento de adoptar un nuevo estándar.
(Texto en inglés)
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