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Por un lado, las autoridades están en el proceso de implementar las reformas regulatorias posteriores a la crisis financiera, mientras los bancos están adaptando sus estrategias y modelos de negocios al nuevo entorno regulatorio. Por otro lado, el mercado de servicios bancarios está siendo interrumpido por tecnologías innovadoras. Algunos de estos cambios tienen el potencial de aumentar la eficiencia, ampliar los servicios prestados a los clientes y hacer que las finanzas sean más accesibles y asequibles. Sin embargo, las nuevas tecnologías también implican nuevos riesgos que podrían afectar la protección al consumidor, así como la estabilidad e integridad del sistema financiero. Los encargados de elaborar políticas en las economías de mercados emergentes deben permanecer atentos para abordar los riesgos que puedan afectar el funcionamiento adecuado de la industria financiera. Con respecto a los riesgos tradicionales, los supervisores deben centrarse en una implementación oportuna y adecuada de las reformas posteriores a la crisis, con énfasis en la proporcionalidad. En cuanto a los riesgos emergentes, los supervisores deben conocer y analizar la mejor manera de regularlos para maximizar los beneficios y minimizar los riesgos. (Texto en inglés)
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